Londres
2013, Capítulo 1: Hello London
Viajamos toda la noche para llegar a Londres pues el
vuelo es de 11 horas. No pude descansar nada, pero la ilusión de volver a mi
ciudad favorita en el mundo y además de ver a nuestros amigos
Viviana y Guillermo, quienes atravesaron también ese día el Canal de la Mancha
desde París para encontrarse con nosotros, me mantuvo con el entusiasmo a toda marcha.
Bienvenida en Heathrow |
Gracias a que así lo solicitamos a nuestra amada agente
de viajes, teníamos asegurado el check-in tempranero así que nuestra habitación
estuvo lista a las 7:00 am que arribamos… ¡hubiera sido terrible tener que
esperar después de un vuelo tan largo!
Después de registrarnos y refrescarnos
(más bien desamodorrarnos) con un regaderazo estuvimos listas para salir a disfrutar
de la ciudad. Claro, antes de salir recibimos la llamada de Viv para avisarnos
que ellos también habían llegado a Londres y que nos encontraríamos más tarde tal cual lo teníamos planeado.
Hyde Park |
La primera parada fue una tiendita de conveniencia
donde, además de comprar café y jugo para nosotros, adquirimos el pan y
los cacahuates destinados a los patos, cisnes y ardillas de Hyde Park –uno de
las áreas verdes públicas más grandes de Londres y catalogado como Parque Real- ya que es una tradición visitar este hermoso lugar y nuestra educación
no nos permite llegar con las manos vacías.
Marca del memorial de Lady Di |
Rodeadas de paseantes, turistas, corredores,
ciclistas, niños, perros y caballos recorrimos las partes que más nos gustan
incluyendo el lago artificial Serpentine, el tradicional saludo a la estatua de
Peter Pan, un vistazo por fuera al Palacio de Kensington que fue la residencia
oficial de Lady Di y ahora lo es de William y Kate, amén de un breve paseo por
la sección dedicada a Lady Di.
Estatua de Peter Pan |
Ya sin pan ni cacahuates nos dirigimos a visitar el gran
almacén de artículos de lujo Harrods que sinceramente yo siempre he considerado
museo por aquello de sus precios. Digo “gran”
almacén porque ocupa la friolera de 20,000 metros cuadrados y contiene 90,000
metros cuadrados de superficie de venta en sus cinco pisos ¡ahí nomás!
Ni qué
decir que venden de todo: entre los departamentos que más nos gustan están el
de mascotas (no es de extrañar pues para los ingleses los perros, gatos y
caballos son prioridad), el de juguetes (un paraíso para niños y adultos) y las
enormes salas donde se vende cualquier cosa comestible que imaginen,
incluida una gran variedad de tés por supuesto… no en vano fue fundado en 1835,
al inicio del reinado de Victoria, por el marchante de tés y mayorista de
ultramarinos Charles Henry Harrod.
Lo más lindo son sus vitrinas y exhibidores
artísticos; esta vez, como estábamos ya en noviembre, nos tocó por supuesto el
área especial de artículos navideños que nos dejó sin aliento y sin algunas libras que nos gastamos en adquirir algunos adornos para el árbol, entre ellos uno conmemorativo del recién nacido Príncipe Jorge. Un dato curioso
es que la única sucursal de Harrods fuera de Inglaterra estuvo en Buenos Aires,
Argentina de 1914 a 1959 cuando la compró Casa Fraser. Otro punto a resaltar es
que los hermanos Al-Fayed compraron el almacén en 1985 por 615 millones de
libras esterlinas. Igual recuerdan que el hijo de uno de ellos se mató junto
con Lady Di en el Puente de las Almas en París (la familia real le quitó la
distinción de “proveedor preferido de la corona”)… luego de eso, Mohamed
Al-Fayed vendió Harrods a la familia real de Qatar en 2010 por 1,500 millones
de libras esterlinas. ¡Vaya que hizo un buen negocio!
Después de esa visita, nos encaminamos al encuentro con nuestros amigos a fin de introducirlos a dos de hitos de la cultura
inglesa: un tour guiado del Royal Albert Hall y la degustación del “high tea”, conocido en el mundo como "el té de las cinco".
Próximo capítulo: Royal Albert Hall
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