India 2013, Capítulo 12: La maravillosa ciudad
de Jaipur
Después de desayunar, partimos en compañía del buen
Sono hacia Jaipur, a tres horas de distancia. Una vez que llegamos al hotel,
nos registramos, dejamos el equipaje en la habitación y nos encontramos con
nuestro guía local, Parvindra. Aunque su nombre me parecía femenino, resultó
ser un hombre de unos 50 y tantos años de verdad agradable en su trato y su
charla. Nos contó que había sido el equivalente a lo que nosotros conocemos
como delegado de uno de los municipios de Jaipur. Además, que se había casado a
los 21 años con una chica de 17 años a la que no conoció sino hasta el día de su
boda. Esto sonará extraño para nuestro mundo occidental, sin embargo, la manera
en que él nos describió el cómo se llevan a cabo estos famosos matrimonios
arreglados en los que las familias buscan al cónyuge más adecuado para su
hijo(a) y consultan los horóscopos de los contendientes para asegurar que sean
compatibles y el hecho de que India es uno de los países con menos porcentaje
de divorcios, no deja mucho lugar a duda de que a lo mejor ellos sí tienen la
clave del éxito. Por lo menos, Parvindra sigue casado y enamorado de su esposa
con quien tiene dos hijos varones y con quien, hace algunos años, siempre
deseoso de tener una hija, adoptó a una niña cuya familia desafortunadamente es
demasiado pobre para solventar su educación y gastos. Realmente disfrutamos
mucho escuchando sus historias que dieron color a las explicaciones más de
fondo cultural que también nos brindó durante el día. Muy orgulloso de su ciudad natal, nos prometió un día largo, lleno de asombrosas atracciones que la capital del estado de Rajastán ofrece. En primer lugar, nos platicó que Jaipur (conocida como “la ciudad rosa” pues todos los edificios históricos están pintados de un color rosa salmón que en Rajastán equivale al color de la suerte) es un modelo como ciudad pre-moderna en cuanto a la regulación de sus calles. Jai Singh II, su fundador y gran aficionado a las ciencias y sobre todo a la astronomía, mandó construir un gran observatorio en la ciudad. La ciudad es simétrica, con trazado geométrico muy racional. Está rodeada de una muralla almenada que tiene diez puertas. Diseñada según el Shilpa Sastra (un tratado antiguo de arquitectura), se divide en nueve cuadrantes con calles anchas de más de 30 mts; de esos nueve cuadrantes dos están dedicados al complejo palaciego con el Chandra Mahal o Palacio de la ciudad, el Hava Mahal o Palacio de los Vientos y el Jantar Mantar u observatorio de Jai Singh; los otros siete están ocupados por el pueblo.



Dejamos el observatorio para caminar hacia el Palacio de Jaipur, que incluye a los palacios Chandra Mahal y Mubarak Mahal junto con otras construcciones. Fue la sede del Maharaja de Jaipur, el jefe del clan Kachwaha Rajput.
En una parte del palacio Chandra Mahal en la
actualidad se encuentra un museo con vestimentas oficiales y efectos personales
de la casa reinante donde por cierto está el traje de polo con el que estaba vestido el Maharajá Jai Singh cuando murió, pero la mayor parte del palacio todavía es una residencia
real. El complejo del palacio, que se encuentra ubicado al noreste del centro
de la ciudad de Jaipur, incorpora una gran cantidad de patios, jardines y
edificaciones. El palacio fue construido entre 1729 y 1732, inicialmente por
Sawai Jai Singh II, el gobernador de Amber. Sawai planificó y construyó los
muros externos, y otros gobernadores que le sucedieron fueron incorporando
edificaciones inclusive hasta el siglo XX.

Dentro del complejo palaciego visitamos un corredor
dedicado a artesanos locales. Jaipur es reconocida como un centro de artesanía
india. Tuvimos la oportunidad de ver a un pintor que usa brocha de un solo pelo
de chipmunk para hacer dibujos fantásticos a través de una técnica
increíblemente detallada.
Gracias a Parvindra, descubrimos al personaje que
fue la esposa del maharajá Sawai Man Singh II. Gayatri Devi, nacida como
princesa india en Londres, contrajo matrimonio con el maharajá de Jaipur en 1940,
con quien tuvo un hijo. Convertida en maharaní y en personaje de la vida social
internacional, fue incluida en la revista Vogue entre las diez mujeres más
hermosas del mundo. En general, llevaban el modo de vida extravagante que caracterizaba
a la realeza india, sin embargo, con los años manifestó inquietudes sociales,
poco comunes en una maharaní. Preocupada por la situación de la mujer en su
país, promovió la construcción de escuelas para niñas. La más importante fue la
Escuela pública de niñas Maharani Gayatri Devi, que obtuvo con los años, una
importante proyección internacional. Otro de sus múltiples legados fue el
impulso que dio a la elaboración artesanal de cerámica azul de Jaipur. 
Próximo capítulo: Paseo en elefante
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