domingo, febrero 23, 2014

Llevo dentro de mí un peso agobiante: el peso de las riquezas que no he dado a los demás. ~Rabindranath Tagore


India 2013, Capítulo 14: La magnificencia del Fuerte Amber


La siguiente parada en nuestro larguísimo día en Jaipur fue el fuerte situado en la ciudad de Amber (pronunciado Amer), a 11 kilómetros de Jaipur. 

Históricamente, Rajastán fue una región dividida en varios reinos presididos por familias guerreras de la casta de los Rajput. Dichas familias peleaban regularmente entre sí por la supremacía; sin embargo, se unían cuando había que sacar de su territorio a sus vecinos enemigos: los sultanes de Delhi. Rajastán fue entonces, una región acostumbrada a la guerra continua, situación que siguió inclusive hasta los siglos XVI y XVII cuando reinaron los Mogoles, a pesar de que hubo alianzas matrimoniales entre ellos (con esa familia, ¿para qué quieres enemigos?)

Es por ello que Rajastán contiene dentro de su territorio tantas fortalezas –otro gran ejemplo que recordarán es el fuerte de Ranthambore que ahora es territorio de tigres. Entre los más impresionantes está el formidable Fuerte Amber que ahora nos ocupa. Este fuerte fue estratégico para los Kachwahas pues es un excelente punto desde donde vigilar el paso que lleva a Delhi. Su arquitectura representa una fascinante combinación de las arquitecturas hindú y mogol. El Rajá Man Singh I inició su construcción en piedra arenisca y mármol blanco en 1592, misma que fue completada por el Jai Singh. Su escabroso exterior oculta un paraíso interior que fusiona el arte y la arquitectura de una fortaleza palaciega clásica con un aura de magnificencia. La muralla interior del Palacio muestra escenas expresivas esculpidas, piedras preciosas y multitud de diseños con incrustaciones de espejos. A la fortaleza anteceda el Lago Maota que contribuye a una vista que quita el aliento por su belleza. El fuerte se construyó como un refugio en tiempo de guerra pues sus murallas podían defender perfectamente a sus residentes. 
El fuerte suministraba no solo medios de supervivencia sino todos los lujos que las familias reales y la gente que se ocupaba de la operación del reino de los Kachhawas. La historia de este lugar se remonta a siete siglos y vibra con la energía de su pasado legendario y bien conservado hasta nuestros días.

Las portentosas murallas siguen el contorno de la empinada colina en la que se ubica el fuerte… inclusive me recordaron a la sección de la Muralla China. La forma más folclórica de llegar al Fuerte Amber es subiendo en elefante, cosa que no hicimos pues realizamos antes nuestro safari. Con el calor y la pesada subida que afortunadamente realizamos en auto con aire acondicionado, ¡agradecimos la excelente decisión logística de Parvindra.


El acceso es a través de la Suraj Pol (puerta del sol), llamada así pues está orientada hacia el oriente, ya que el emblema de la familia real era el sol naciente. Cabe mencionar que por esa entrada únicamente ingresaban las familias nobles ya que los plebeyos accedían a través de la puerta opuesta, Chand Pol (puerta de la luna). Supongo que tomaremos como halago el hecho de que ahora los turistas entramos como reyes. Dentro del fuerte existe un impresionante templo con puertas de plata pura llamado Shila Devi (“shila” significa losa; "devi", diosa). Cuenta la leyenda que el Rajá Singh I rezó a la diosa para que le diera la victoria sobre los reyes de Bengala; la diosa se le apareció en un sueño y le pidió a cambio que recuperara su estatua sumergida en el mar cerca de Bangladesh y la instalara como pieza principal en el fuerte. El Rajá recuperó la estatua después de subyugar a sus enemigos y cumplió su palabra construyendo un templo donde se puede ver la famosa estatua.

El fuerte es un espléndido complejo de patios, pertas, jardineras, canales de agua, pabellones y palacios ricamente decorados que emulan la gloria y riqueza de los antiguos regentes de Amber. Uno de los puntos más atractivos es la Ganesh Pol (puerta de Ganesh), que fue construida y ornamentada como acceso de tres pisos de altura para las procesiones de la realeza ya que da al patio donde están los apartamentos reales alrededor de un espléndido jardín.

Otro punto a destacar en la Ganesh Pol es el Suhag Mandir: el pabellón con balcones sobresalientes que tiene un intrincado diseño en mármol conformando una especie de pantalla desde donde las mujeres podían observar las procesiones reales con toda comodidad y sin ser vistas. Curiosamente, en la foto se ve asomado un hombre, cosa que nunca hubiera sido posible en la antigüedad -¡oh, estos tiempos modernos en que vivimos!

El lugar que a mí más me gustó fue el Sheesh Mahal (sheesh significa espejo, mahal, palacio) que servía como el salón de audiencias privadas donde el rey recibía a los nobles y comerciantes más importantes. Parvindra nos contó que, gracias al diseño con incrustación de espejos, los reyes podían revestir completamente el ambiente a capricho, simplemente cambiando las ricas alfombras y tapices al modelo y color deseado pues los abundantes espejos reflejaban el nuevo color automáticamente, creando un deslumbrante efecto que dejaba mudos a los visitantes. ¡Qué listos!
Un lugar más a destacar de este maravilloso fuerte es el jardín artificial Kesar Kyari Bagh con sus jardineras en forma de estrella donde se cultiva la flor del kesar (azafrán, en India denominada la especia de la vida), amén de otras plantas y hierbas exóticas. En este jardín flotante se celebraban fiestas; siguiendo la tradición, hoy en día existe ahí un espectáculo de luz y sonido. El agua era subida desde cisternas subterráneas mediante un sistema de poleas a fin de suministrar el preciado líquido al fuerte y, por supuesto, regar los jardines.
Por último, quiero contarles sobre los apartamentos denominados Zenana donde las 12 esposas y concubinas del Rajá Man Singh vivían. Los guardias eran eunucos, ya que el único hombre que ingresaba era el rey.  Las habitaciones del rey colindan, por supuesto, con estos apartamentos. Sinceramente no sé cómo estaría la convivencia, pero imagino que muy complicada…
Después de visitar este increíble lugar, nos encontramos con la dificultad de hacer camino a través de innumerables jeeps que de repente habían invadido el estacionamiento de visitantes del fuerte. Sono, como siempre, se vio hábil y maniobró hasta que nos sacó de ahí.


La última vista antes de volver a Jaipur fue el Jal Mahal (palacio de agua) construido a mediados del siglo XVIII por Madho Singh I flotando sobre el lago Man Sagar.  
Próximo capítulo: Los artesanos de Jaipur y la locura llamada “Diwali”  

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Ojalá esta entrada haya sido de tu interés y agrado... ¡cuéntame!