India
2013, Capítulo 14: La magnificencia del Fuerte Amber
La siguiente parada en nuestro larguísimo día en
Jaipur fue el fuerte situado en la ciudad de Amber (pronunciado Amer), a 11
kilómetros de Jaipur.
Históricamente, Rajastán fue una región dividida en
varios reinos presididos por familias guerreras de la casta de los Rajput.
Dichas familias peleaban regularmente entre sí por la supremacía; sin embargo,
se unían cuando había que sacar de su territorio a sus vecinos enemigos: los
sultanes de Delhi. Rajastán fue entonces, una región acostumbrada a la guerra
continua, situación que siguió inclusive hasta los siglos XVI y XVII cuando
reinaron los Mogoles, a pesar de que hubo alianzas matrimoniales entre ellos
(con esa familia, ¿para qué quieres enemigos?)

El fuerte suministraba no solo medios de
supervivencia sino todos los lujos que las familias reales y la gente que se
ocupaba de la operación del reino de los Kachhawas. La historia de este lugar
se remonta a siete siglos y vibra con la energía de su pasado legendario y bien
conservado hasta nuestros días.

El acceso es a través de la Suraj Pol (puerta del
sol), llamada así pues está orientada hacia el oriente, ya que el emblema de la
familia real era el sol naciente. Cabe mencionar que por esa entrada únicamente
ingresaban las familias nobles ya que los plebeyos accedían a través de la
puerta opuesta, Chand Pol (puerta de la luna). Supongo que tomaremos como halago
el hecho de que ahora los turistas entramos como reyes.
Dentro del fuerte existe un impresionante templo con
puertas de plata pura llamado Shila Devi (“shila” significa losa; "devi",
diosa). Cuenta la leyenda que el Rajá Singh I rezó a la diosa para que le diera
la victoria sobre los reyes de Bengala; la diosa se le apareció en un sueño y
le pidió a cambio que recuperara su estatua sumergida en el mar cerca de
Bangladesh y la instalara como pieza principal en el fuerte. El Rajá recuperó
la estatua después de subyugar a sus enemigos y cumplió su palabra construyendo
un templo donde se puede ver la famosa estatua.

Otro punto a destacar en la Ganesh Pol es el Suhag
Mandir: el pabellón con balcones sobresalientes que tiene un intrincado diseño
en mármol conformando una especie de pantalla desde donde las mujeres podían
observar las procesiones reales con toda comodidad y sin ser vistas. Curiosamente, en la foto se ve asomado un hombre, cosa que nunca hubiera sido posible en la antigüedad -¡oh, estos tiempos modernos en que vivimos!
El lugar que a mí más me gustó fue el Sheesh Mahal
(sheesh significa espejo, mahal, palacio) que servía como el salón de
audiencias privadas donde el rey recibía a los nobles y comerciantes más
importantes. Parvindra nos contó que, gracias al diseño con incrustación de
espejos, los reyes podían revestir completamente el ambiente a capricho,
simplemente cambiando las ricas alfombras y tapices al modelo y color deseado
pues los abundantes espejos reflejaban el nuevo color automáticamente, creando
un deslumbrante efecto que dejaba mudos a los visitantes. ¡Qué listos!




La última vista antes de volver a Jaipur fue el Jal
Mahal (palacio de agua) construido a mediados del siglo XVIII por Madho Singh I
flotando sobre el lago Man Sagar.
Próximo capítulo: Los artesanos de Jaipur y la
locura llamada “Diwali”
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