lunes, septiembre 15, 2014

El poder es el mayor enemigo de su dueño. ~Proverbio chino


China 2012, Capítulo 8: Plaza de Tian'anmen y la Ciudad Prohibida


Después de desayunar y prepararnos con zapatos cómodos para una larga jornada, nos encontramos con Oscar en el Lobby del hotel, abordamos el auto y nos dirigimos a la famosa Plaza de Tian'anmen, centro de Pekín y de la vida política de China.


En el camino hicimos una graciosa parada en una farmacia para conseguirle medicina a mi hermana a quien le aquejaba una terrible tos desde México y que a pesar de la dosis de caballo que le habían recetado una semana antes en chilangolandia, aún no se curaba. Oscar hizo su mejor esfuerzo como intérprete entre ella y la dependienta hasta que ésta le vendió unas pastillas y un jarabe que, según ella sabía tan mal que se iba a curar rápido sólo para poder dejárselo de tomar.

Para ponerles en contexto les cuento que la plaza de Tian'anmen o plaza de la Puerta de la Paz Celestial fue construida como parte del plan urbanístico de la capital de China, con la creación de la República Popular de China en 1949, convirtiéndose en símbolo de la nueva China. La idea fue crear una gran explanada para los actos masivos de adhesión política, muy al estilo de la Plaza Roja de Moscú.

Cabe mencionar que fuera de China la plaza es tristemente más conocida por ser el centro de las protestas de un movimiento pro democracia que finalizó el 4 de junio de 1989 con la declaración de la ley marcial en Pekín por parte del gobierno y la muerte de al menos cientos de manifestantes. ¿Quién no recuerda la foto ganadora del World Press Photo de 1989, en la cual se muestra a un joven opositor enfrentando a una columna de tanques, justamente apodado “el hombre del tanque”?

La plaza, que cubre 440 mil metros cuadrados, está flanqueada por dos importantes edificios de estilo soviético: al oriente el Museo Nacional de Historia y de la Revolución y al occidente el Gran Palacio del Pueblo, sede de la Asamblea Popular Nacional; cerca de allí se encuentra también el Gran Teatro Nacional de China… que fue nuestra primera parada del día.

Después de admirar por fuera el impresionante edificio del Gran Teatro, cruzamos la calle para entrar en la plaza. Lo destacable, amén de su gran tamaño, son los distintos monumentos erigidos; entre ellos, la Torre de Tian'anmen, el Monumento a los Héroes del Pueblo (un obelisco de piedra, de 38 metros de altura y una inscripción realizada por el presidente Mao Zedong en la cual se lee Los héroes del pueblo son inmortales). Por supuesto, no puede faltar el Mausoleo de Mao Zedong donde reposa el cuerpo embalsamado del fundador de la República Popular China. No nos detuvimos a hacer la larga fila para entrar a ver a Mao… pero después de haber visto a Lenin en la Plaza Roja no nos quedaron ganas de repetir la experiencia.

En la última parte de la explanada antes de llegar a las grandes puertas del Palacio Imperial (mejor conocido como la Ciudad Prohibida) nos encontramos con policías de pie en medio de paneles de acrílico anti-balas y unos macetones de tamaño exorbitante llenos de flores. Claro, también vimos la gran fachada tan conocida por la enorme fotografía de Mao Zedong que siempre sale en los noticieros.

Ya a la entrada, pudimos admirar dos parejas de soberbios leones esculpidos y dos pares de estelas de mármol que custodian la Puerta Tian'anmen. Estas piedras de mármol de 10 toneladas cada una están esculpidas con dragones que danzan entre las nubes del espacio y  rematan cada una con un león.

Frente a la puerta de Tian'anmen, siete puentes salvan la corriente del "Río de las Aguas Doradas" nombre dado a los fosos interiores y exteriores de la Ciudad imperial. El puente central llamado Yulu, más ancho que los otros y decorado con dragones tallados en el mármol, era de uso exclusivo del emperador. Sucesivamente a sus lados, los dos puentes Wanggong para servicio de los príncipes. Los dos puentes Pinji para altos funcionarios civiles y militares, y los dos puentes Gongsheng para funcionarios de bajo rango, soldados y sirvientes. Estos seis puentes sólo están decorados con motivos de flores de loto.

Una vez hecha la fila, accedimos a través de un pasaje subterráneo. La Ciudad Prohibida fue el palacio imperial chino desde la dinastía Ming hasta el final de la dinastía Qing; es decir, durante casi 500 años fue el hogar de los emperadores de China y su corte, así como centro ceremonial y político del gobierno chino.

Nomás para que se den una idea, la Ciudad Prohibida es el mayor complejo palacial superviviente del mundo y cubre 72 hectáreas. Tiene forma de rectángulo, con 961 metros de norte a sur y 753 m de este a oeste, y contiene en la actualidad 980 edificios con 9999 estancias. Fue diseñada para ser el centro de la antigua ciudad amurallada de Pekín y se inserta dentro de una zona amurallada mayor llamada la Ciudad Imperial, que a su vez queda dentro de la Ciudad Interior, que linda por el sur con la Ciudad Exterior. Dada su enorme influencia como ejemplo de la arquitectura palacial tradicional de China en el desarrollo cultural y arquitectónico de Asia oriental y otras partes del mundo, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987.

Definitivamente, es apabullante… y no solo por el tamaño, sino por la cantidad de personas que la visitan todos los días. ¡En serio! dimos gracias a Dios por la guía de Oscar quien, en su limitado español combinado con un inglés un poquito más amplio, nos enseñó lo más importante. Eso sí… ahí aprendimos que en china nadie respeta las filas ni el orden de llegada así que tuvimos que emplear el método de acceso “a la mexicana” y conseguir espacio a codazo limpio. Me sorprendió enormemente la actitud de los chinos de la “tercera edad” quienes empujaban aún más que los jóvenes. Abrirse paso fue toda una experiencia, y ciertamente una no muy agradable.

Todo, todo en el interior está cargado de simbolismos y eso es fascinante. Entre los detalles que más llamaron mi atención, a pesar de la engentada que me di, fueron las enormes puertas, el uso del amarillo, el rojo y el azul, las líneas de estatuas de animales sagrados que adornan las cresterías de los tejados, los dragones imperiales y aves fénix (los primeros representan al emperador y las segundas a la emperatriz)  labrados en mármol, y los nombres poéticos de los edificios -i.e. el Palacio de la Longevidad Tranquila, el Salón del Cultivo Mental o el Palacio de la Pureza Celestial.  

Cuando salimos a través de un gran jardín, ¡necesitamos bastante tiempo para nuestra descompresión!


Siguiente capítulo: El Templo del Cielo

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