China 2012, Capítulo 13: Xi’an y sus legendarios guerreros de terracota
No hay nada qué contar sobre la llegada
a Xi’an pues ya era tarde y lo único que hicimos fue registrarnos en el hotel y
descansar. Sin embargo, la visita que hicimos al día siguiente fue realmente
memorable.
Cabe mencionar que Xi’an, capital de la
Provincia de Shaanxi de China Noroeste, está ubicada en una región habitada
desde hace más de medio millón de años. La ciudad actual fue construida durante
la dinastía Ming; sin embargo, se hizo mundialmente famosa desde el
descubrimiento casual de los guerreros de terracota en 1974, convirtiéndose en uno de
los principales destinos turísticos de China.
Nuestro día comenzó con la llegada de
Dave, el guía local, que nos acompañaría en el recorrido. La primera parada fue
en el centro de Xi’an para visitar la Gran Mezquita ubicada en el distrito
musulmán de la minoría hui. Y cuando la califican con el adjetivo “gran” no
solo se refieren a su importancia histórica (data del año 742 D.C) sino a su
tamaño, pues ocupa un área de 12,000 metros cuadrados.
Después de la advertencia de Dave de
cuidar nuestras pertenencias pues el corredor de entrada cruza el barrio árabe por
lo que hay mucha gente en el bazar y no toda tiene las mejores intenciones,
llegamos a la entrada (afortunadamente era temprano y la multitud no había
aparecido aún). Habiendo visitado mezquitas en otras latitudes, puedo decir que
lo que hace a ésta distinta es la mezcla de detalles árabes –algunos inspirados
en la Mezquita de Córdoba en España- con relieves de dragones chinos y otros
adornos orientales que sin lugar a dudas la hacen única ya que muestran su
consenso con la política religiosa china. La visita fue interesante… la salida
ya con la capacidad en pleno lo fue más.
Sanos y salvos abordamos el auto para
dirigirnos al Mausoleo de Qin Shi Huang a 36 kilómetros de Xi’an, a fin de ver de
cerquita a los famosos guerreros de terracota. De camino, Dave nos mostró a lo
lejos algunos puntos interesantes como la muralla de la ciudad. Lo que sí
notamos es que Xi’an es una ciudad muy contaminada (más incluso que Beijing),
con muchas construcciones en proceso. Dave nos contó que la industria
automotriz está muy concentrada ahí y es la causa de este hecho. Prometí no
volverme a quejar del cielo grisáceo del Distrito Federal.
Al llegar, estacionamos el auto y nos
formamos en medio de una persistente lluvia para tomar un transporte que nos
llevaría desde la entrada hasta el hangar que hoy cubre las figuras de
terracota del ejército que fue enterrado para cuidar del emperador tras su
muerte.
El gran mausoleo es el lugar para el
descanso eterno del emperador Ying Zheng (Shighuangdi) de la Dinastía Qin,
quien unificó China por primera vez en su turbulenta historia. Este emperador fue
el más influyente de los 300 que gobernaron las dinastías reales a lo largo de
la historia china pues estableció el primer imperio feudal de China.
Fue
coronado a la edad de 13 años; veinticinco años después unificó China. Creía en y promovió el equilibrio y el
orden en todo su imperio. Su política monetaria incluyó la abolición de las
monedas de los estados derrotados, y el establecimiento de la moneda Qin como
la divisa principal del país. Luego, introdujo la escritura oficial de Qin a lo
largo de China, y así se unificó el idioma chino escrito. También estandarizó
los pesos y medidas.
Además de por su gran y sangrienta conquista
militar de unificación, fue conocido por otros proyectos importantes: la
pavimentación de las carreteras rectas que cruzaban el país, la edificación de
la Gran Muralla en 10 años, la excavación de numerosos canales para unir el
sistema de agua; la pavimentación de un
camino a Mongolia; la creación de una gran carretera del sur. Dirigió las
campañas militares contra los Hunos, y pobló las unidades administrativas
recientemente creadas con los convictos y esclavos de otras áreas de China. Como
una de sus reformas Shihuangdi abolió la aristocracia. El nuevo Emperador creía
en la meritocracia: las habilidades personales que hacen que alguien sea un
líder, no en los títulos hereditarios.
Al parecer, también estaba interesado en la alquimia. Buscaba la
manera de tener una larga y saludable vida, o mejor aún, alcanzar la
inmortalidad. Envió expediciones marítimas para encontrar en el
extranjero el secreto de la inmortalidad; inclusive, existe la leyenda de que era dueño de un espejo que, al estilo rayos X, servía para identificar enfermedades por medio de la luminosidad. Irónicamente, Shihuangdi ordenó la temprana construcción de su
tumba durante su reinado y no se equivocó al hacerlo pues tenía sólo cincuenta años cuando
falleció de una enfermedad súbita en el 210 a.C.
La construcción de la gran tumba inició
en el año 247 a.C. El Mausoleo ocupa aproximadamente unos 56.25 kilómetros cuadrados. Los archivos históricos señalan que les tomó a 700,000
personas 36 años para construir la lujosa tumba subterránea. Tesoros exóticos provenientes de todo el país y mujeres
(las concubinas) fueron enterrados junto con el emperador. El Mausoleo era
una muy elaborada construcción, con joyas en el techo que representaban las
constelaciones. Se usó mercurio para crear imitaciones del Río Amarillo y el
Yangtze, lagos y mares, armándolo de tal manera que ellos parecían fluir.
Aquellos que construyeron la tumba subterránea fueron ejecutados o tapiados
dentro del Mausoleo, para que no divulgaran historias sobre el oro, gemas, y
secretos.
Lo que hoy como turistas podemos admirar es la
punta del iceberg: un conjunto de más de 8,000 figuras de guerreros y caballos
de terracota a tamaño real, que fueron enterradas cerca del autoproclamado
primer emperador de China para, en teoría, seguir a sus órdenes a pesar de su
muerte. Fueron descubiertas durante unas obras para el abastecimiento de agua,
en marzo de 1974 (lo que me hace recordar los hallazgos que siempre hay cuando
alguien excava en las ciudades como México, Atenas, Londres, Roma, París, Estambul, etc.)
El ejército de terracota fue enterrado en formación
de batalla en tres fosos, un kilómetro y medio al este de la tumba del
Emperador. Los tres fosos tienen
entre 4 y 8 metros de profundidad. Han sido excavados y se ha construido un
hangar en las ruinas, llamado Museo del Ejército de Guerreros.
El primer foso fue descubierto en 1974. Tiene una
superficie de 200 metros por 60 y contiene más de 7,500 guerreros, algunos de
ellos aún por desenterrar. Las figuras son a tamaño natural: miden 1,80 metros
de altura y están equipados con armaduras fabricadas también con terracota.
Verlos de cerca es realmente impresionante. Cada
una de las figuras tiene rasgos y características diferentes: bigotes,
peinados, jóvenes, viejos, rasgos de etnias distintas. Los uniformes reflejan
también los rangos militares a los que pertenecen. Cada soldado llevaba un
arma: arcos, lanzas, espadas, etc.; desafortunadamente, tras la caída de la
dinastía Qin, los campesinos saquearon la tumba y robaron estas armas. Las
figuras son de colores vivos y brillantes, pero como el color se pierde apenas
a las cinco horas de exposición al aire debido a la oxidación, ya no se están
excavando nuevos guerreros hasta encontrar una técnica que permita preservar el
color original.
La segunda fosa contiene 69 figuras; es conocida
como “la fosa de los generales” y representa al estado mayor del ejército.
También son visibles las figuras de cuatro caballos. La última fosa contiene
unos 1.000 guerreros, muchos de ellos sin restaurar.
En el Museo de Sitio pudimos disfrutar de varias
piezas más, entre ellas, armas y dos carros de bronce pintados. Cada uno de estos
carros está formado por más de 3,000 piezas y los cuatro caballos de cada carro
están guiados por un conductor imperial. Según algunos estudios, el primero de
estos carros serviría para allanar el camino del séquito del emperador mientras
que el segundo sería el carro en el que el monarca dormiría. Los carros, a la
mitad aproximada del tamaño real, tenían incrustaciones de plata y oro. Y, muy
interesante, vimos un paraguas con un mecanismo remoto que lo abría, lo cerraba
y lo cambiaba de posición para atajar de lluvia o sol a su dueño. ¡Así se las
gastaban los chinos hace 2,200 años así que no hay por qué sorprenderse de lo
que hacen hoy en día!
Recorrer este lugar fue una experiencia
indescriptible… cómo me hubiera gustado que por arte de magia alguna de las figuras
cobrara vida –en especial una estatua de un arquero hincado que verdaderamente tiene
facciones tan realistas que no me hubiera sorprendido que me hablara. Y los
caballos… ¡extraordinarios! Cada vez que voy al PF Chang’s a comer pienso… ¡yo
he estado cerquita de los originales y son mucho más guapos que estas copias!
Saliendo del museo fuimos a una tienda
donde admiramos réplicas autorizadas de estas increíbles figuras y, por
supuesto, adquirimos unas pequeñas de un caballo y de mi arquero favorito como
souvenirs.
Siguiente capítulo: ¡A Pandalandia!