Londres 2013,
Capítulo 6: El cuartel de guerra de Winston Churchill
Después de una breve caminata, nos adentramos a los Churchill
War Rooms, una de las cinco ramas del Museo Imperial de la Guerra.
Para ponerlos en contexto les cuento que comprende los Cabinet War Rooms, un complejo subterráneo que albergó un centro de comando del gobierno británico durante la Segunda Guerra Mundial, y el Churchill Museum, un museo biográfico que explora la vida del estadista británico Winston Churchill.
Su construcción, ubicada debajo del edificio del
Tesoro en el área de Whitehall de Westminster, comenzó en 1938. Empezó sus
operaciones en agosto de 1939, poco después del estallido de la guerra en
Europa. Continuó operativo a lo largo de la Segunda Guerra Mundial hasta ser
abandonado en agosto de 1945 tras la rendición de Japón.
Después de la guerra, el
gobierno británico reconoció su valor histórico; sin embargo, sólo un número
limitado de personas pudo visitarlo con previa cita hasta que fue abierto al
público en abril de 1984. Después de una importante remodelación, el museo fue reinagurado
en 2005 como el Churchill Museum and Cabinet War Rooms y en 2010 su nombre fue
acortado a Churchill War Rooms.
A guisa de bienvenida, a la entrada nos encontramos
con un busto del mismísimo Winston. Enseguida, bajamos escaleras para ingresar
al Museo. Después de adquirir los boletos y pasar por debajo de un viejo misil,
nos adentramos al conjunto de salones y habitaciones que conforman los llamados
“Cabinet War Rooms” para transportarnos a una de las épocas más oscuras de la
historia.
Además de las salas de reuniones del gabinete de
guerra, los salones donde con tachuelas de colores se llevaba el control de los
convoyes de los aliados y los avances enemigos en mapas enormes amén del
recuento de las bajas, la sala de telecomunicaciones transatlánticas y los
lugares desde donde trabajaban las telefonistas con aparatos decodificadores,
también se pueden visitar las habitaciones privadas de los oficiales de guerra,
la cocina, comedor y habitación de Churchill. Justo en esta última es donde se
pueden ver los enormes micrófonos proporcionados por la BBC para las
transmisiones de radio mediante las que el Primer Ministro mantenía a sus
ciudadanos al tanto de las noticias de guerra. También está la caja metálica
roja con documentos de Estado que acompañó a Churchill durante toda la guerra.
Busto de Churchill a la entrada del Museo |
Acompañadas por una audio guía, no fue difícil,
aunque sí muy penoso, imaginarse cómo fue vivir una experiencia de guerra desde
el lugar donde se tomaron tantas decisiones que cambiaron el rumbo de la
historia. Hicimos el recorrido deteniéndonos para enterarnos de los usos y
costumbres de la gente que pasó largo tiempo en ese lugar; en ciertos espacios,
escuchamos la recreación de algunas de las conversaciones que ahí se dieron o incluso
detalles sobre algunos objetos que se pueden observar.
Por ejemplo, en el
Cuarto de los Mapas hay una fila de teléfonos de distintos colores que la gente
que trabajó en el cuartel apodó como “el coro de bellezas”. En esa misma
habitación se puede ver una caricatura de Hitler dibujada en el mapa de Europa
Central.
Caricatura de Hitler |
Coro de bellezas (teléfonos de colores) |
En los pasillos se pueden leer las normas de
conducta y distintos procedimientos a seguir por quienes tenían que pasar días
y noches en el complejo subterráneo. Además, hay máscaras de gas y linternas de
emergencia distribuidas por todos lados. Uno de los peores aspectos de la vida
ahí era la falta de instalaciones sanitarias. La gente se bañaba a cubetazos y
se usaban baños químicos denominados “Elsans” que, dicen, olían bastante mal.
Por supuesto, el hecho de que muchos fumaban y el humo se mezclaba en el
sistema de aire lavado, hacía que vivir ahí abajo fuera bastante desagradable.
Súmenle el horario “flexible” de trabajo, la falta de luz natural, la
obligación de guardar la compostura y absoluto secreto sobre lo que escuchabas
y el estrés de no saber si volverías a la superficie y qué encontrarías si lo
lograras… caray, ¡es para nunca más quejarse de las condiciones de tu trabajo!
Un detalle importante es que, nadie tiene muy claro
cómo, los británicos lograron instalar en secreto una plancha de concreto arriba
del complejo subterráneo para salvaguardarlo de los incesantes bombardeos
nazis. En el Museo se puede ver parte de esta plancha. Curiosamente, el enemigo
nunca pudo detectar la ubicación de este cuartel de guerra en pleno centro de
Londres.
Comimos un excelente almuerzo en la cafetería del Museo, ambientada
por supuesto en la época de la Segunda Guerra Mundial.
Después, visitamos el Museo de Churchill: un homenaje
a la vida de Sir Winston Leonard Spencer-Churchill, reconocido simultáneamente como
el estadista más brillante del Reino Unido y como un ícono de la historia
mundial.
En el Museo, la historia de Churchill cobra vida. Utilizando
una mezcla de alta tecnología y medios, la exhibición relata la niñez, juventud,
madurez y vejez de esta figura a fin de que el visitante pueda entender sus
antecedentes y su legado a la humanidad.
Desde su niñez en el seno de la
aristocrática familia de los duques de Marlborough –fue hijo de Lord Randolph
Churchill y la heredera estadounidense Jennie Jerome,- su juventud en el
ejército y sus inicios en la vida política, su amor por el periodismo y la
literatura (fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1953) y la
pintura, su casamiento con Clementine Hozier que además de esposa fue amiga y
confidente, su turbulenta vida política, el sinnúmero de nombramientos, premios
y reconocimientos que recibió durante su vida y, por supuesto, su heroico
liderazgo durante la Segunda Guerra Mundial. La historia termina con el video
del funeral de estado con el que fue honrado por la Reina Isabel II a su muerte
en enero de 1965.
Mesa interactiva |
Lo que más llamó la atención fue la mesa interactiva
de 15 metros que ordena cronológicamente y da acceso a 1,100 documentos
relacionados con la vida y época de Winston Churchill. Esta mesa es dinámica y es
actualizada día a día por el Museo. Un detalle curioso es que Churchill
pertenece a los Spencer, familia noble británica cuyos destacados miembros fueron
él como nieto del 7.º duque de Marlborough y Diana,
Princesa de Gales como hija del 8.º conde Spencer.
Winston Churchill es uno de mis personajes
históricos preferidos. Amo la sarcástica verdad de sus frases célebres, su carácter
fuerte y el hecho de que no dudó ni un instante en que ganaría la Segunda
Guerra Mundial… ¡afortunadamente tuvo razón!
Ya muy cansadas pues recorrimos tres museos en un
solo día, nos encontramos con Viv y Guillermo para terminar el día cenando Fish
& Chips y sidra británica muy a gusto en St. Stephen’s Pub.
Siguiente capítulo: Cutty Sark
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